La tarde de ayer fue la memoria de un pájaro
que devoró mi cuerpo en el erial.
Ahora que (por fin) me deshabitas
qué inútil el deseo.
Ya no son cuchillo tus palabras últimas,
son sal incrustada en el recovecos
de una herida extensa,
esa herida
que llevo sobre la piel,
para que tejas y destejas
mis cicatrices como redes sin captura.
Qué quedará de ti,
en este cuerpo vacío que te entregué un día
para que tú lo construyeses.
BERTA DÁVILA, Raíz da fenda, Xerais, Vigo, 2013, p. 71.
&
Kansuke Yamamoto
Traducción muy mejorable: FRC
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