jueves, 29 de mayo de 2008

LA RAYUELA, Antonio Ventura & Leticia Ruifernández

LA RAYUELA



Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo.
Julio Cortázar.







Pablo lanzó la piedra con cuidado de no sobrepasar la raya de la siguiente casilla.











Siempre que sentía que iba a ganar la partida pensaba en el mismo deseo: que me quiera Marta.









Marta iba a la clase que estaba en el mismo pasillo, enfrente de la de Pablo.



Cuando a Pablo le quedaban sólo dos casillas para llegar al cielo, la piedra salió fuera, y Laura, otra compañera, ganó la partida.












Pablo y Marta en la clase de dibujo compartían una mesa grande, redonda, en la que podían colocar las cartulinas y en el centro las cajas de lápices o los botes de témpera y los pinceles.






Cuando llegaban, se ponían una bata blanca y, antes de comenzar a pintar, Marta se quitaba un anillo de plata que llevaba en el dedo corazón de la mano izquierda y, junto con el reloj, lo dejaba en una pequeña caja de latón al lado del bote de los pinceles.



















Cuando Marta jugaba la rayuela, también se quitaba el anillo y el reloj y los dejaba envueltos en un pañuelo, en el suelo, al lado de su mochila.






Laura, Sergio, Marta, Inés y Pablo comenzaron una nueva rayuela. Esta vez, pensaba el muchacho, ganaré la partida, pediré mi deseo y ...




















En clase, cuando Marta se acercaba a la maestra a enseñarle su dibujo, Pablo acariciaba aquel anillo plateado como si se tratara de un tesoro, incluso una vez lo besó.














Marta sabía que Pablo cogía su anillo cuando ella se ausentaba de la mesa. Cuando volvía, le miraba con una leve sonrisa hasta que Pablo sentía los ojos de ella sobre él, entonces levantaba la cabeza en busca de su mirada y Marta volvía a su trabajo como si no pasara nada.



























Era Marta la que ahora lanzaba la piedra y saltaba a la pata coja, una casilla tras otra, hasta... Sólo le quedaba el cielo; entonces, lanzó la piedra demasiado fuerte y ésta rodó lejos del dibujo que marcaba el juego de los niños.






Salió corriendo a por ella y se la pasó a Pablo, que iba a continuación. Él tiró la piedra sobre la primera casilla, levantó un pie y saltó, la lanzó a continuación sobre la segunda, volvió a saltar. Así, una y otra vez, sin que la piedra se saliera en ningún momento de las líneas que definían los sucesivos cuadrados, hasta alcanzar el último espacio: una casilla semicircular que simbolizaba el cielo y permitía, al primero que llegara, pedir un deseo.














Pablo sonrió pidiendo el deseo de que Marta le quisiera, mientras se agachaba a coger la piedra. En ese momento sintió que tenía algo en su mano, al abrirla descubrió el anillo de plata de la niña. Cuando levantó la vista, marta le estaba mirando con la sonrisa con la que siempre soñó.



ANTONIO VENTURA & LETICIA RUIFERNÁNDEZ, La Rayuela, KóKINOS, Madrid, 2006.

4 comments:

Anónimo dijo...

Jo, qué bonito es el amor.
Es tan difícil quererse unos a otros??
No entiendo este mundo.
Debería haber más Martas y más Pablos.
Ojalá fuésemos todos un poco más niños, más inocentes, menos fríos, más cercanos con la gente... más humanos.

Quizás la mayoría de la gente no reflexiona sobre esto...

crisisocial dijo...

A veces juegas y juegas a la rayuela y nunca alcanzas el cielo, pero es qeu hay a gente a la que no le gusta jugar a la rayuela, y se entretienen tirando piedras a otro.
Muy bonito.
p.d: quiero volver a ser pequeña y jugar a esos juegos snif jaja

Anónimo dijo...

No tienes que volver a ser niña, simplemente disfruta de lo que te hace feliz sin importar lo que digan. Qué más te da que te digan que eres muy infantil por jugar a la rayuela? Simplemente di que te gusta Cortázar, jeje.
Hay que ser felices, Lu, hay que encontrar la felicidad, no buscarla. No hagas lo que quieres, quiere lo que haces.

crisisocial dijo...

intersante, apadrino ese último "proverbio"
pro cierto hoy jugué a la rayuela en Coruña, pero ya no me acordaba muy bien como era jaja
saludos

lu
`p.d: felicidades a Francisco por este blog, muy útil e interesante, lo fue desde un principio y los igue siendo