UNA PÁGINA MUY ROJA
Abrió grande la boca, se introdujo una rosa roja y, pacientemente, para no dañar su belleza eterna, la fue tragando entera. Después, volvió a sus ocupaciones y preocupaciones diarias, a la espera de que algo grandioso sucediera dentro suyo: que brotaran de su boca, por ejemplo, jardines del paraíso y le colmaran los ojos. Sin embargo, durante días nada de este mundo ni del más allá sucedió en su vida. Insatisfecho entonces fue en busca de una nueva rosa roja y al querer tomarla —cosa insólita — la vio temblar, temblar como de miedo, y enseguida, entre agitaciones, comenzar a deshojarse como una garúa trágica. Esa misma noche, abrumado, tomó un lápiz y un papel y trazó el dibujo de una rosa. Con el color que fluía del
sendero abierto en una de sus venas, la pintó de rojo, y con las últimas gotas, escribió una sola palabra: Perdón.
Nunca sabremos si aquella rosa roja lo acosará en los sueños.
sendero abierto en una de sus venas, la pintó de rojo, y con las últimas gotas, escribió una sola palabra: Perdón.
Nunca sabremos si aquella rosa roja lo acosará en los sueños.
Por favor, sea breve 2: Antología de microrrelatos, Clara Obligado (Ed.), Páginas de
Espuma, Madrid, 2009. p. 75.
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