Dada la rápida
difusión del término kitsch, puede resultar sorprendente que
en el ámbito español surja, simultáneamente al término alemán,
un concepto parecido: lo cursi. Según el DRAE, “dícese de
los artistas o escritores cuando en vano pretenden mostrar
refinamiento expresivo o sentimientos elevados”[8]. O describe una
cosa que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de
mal gusto. En lo que concierne a su etimología, “cursi”
parece nacer en la tradición oral, de una coplilla [...] referida al
vestuario llamativo de las hijas de un sastre francés de nombre
Sicour [...] El estribillo de la copla, repetido rápidamente, daría
origen a la palabra: “Las niñas de Sicour / Sicour, Sicour,
Sicour...” [9]
Para Ramón Gómez
de la Serna que, en su ensayo de 1934 “Lo cursi”, [10] describe
con gran placer y virtuosismo toda una colección de objetos de
adorno que deberían salvarse de las huellas del tiempo, lo cursi
“viene [...] del momento en que el hombre civil y aposentado se
encuentra más consigo mismo y con sus seres amados y quiere hacer un
microcosmos de su casa para cobijar en ella la paz, los tormentos
íntimos y la felicidad.” Según el escritor madrileño, el calor
protector que proporciona esa “adornística espontánea, ingenua,
que quiere mimarnos frente al vacío se crea por el deseo de abrigar
bien la vida y consagrar su contoneo”.
Pero ¿existe alguna
diferencia entre los conceptos kitsch y cursi, usados a
menudo como sinónimos? Al contrario de lo kitsch, lo cursi
no ha logrado extenderse más allá del ámbito hispánico que lo
ha originado, y queda restringido a las prácticas estéticas y
culturales de un mundo pequeñoburgués y altamente sentimental.
Mientras que el término kitsch ha adquirido un toque
glamuroso y ha alcanzado un estatus de culto, la palabra cursi
no ha gozado de ninguna evolución sino que se ha aferrado a
connotaciones negativas y se sigue asociando con expresiones
desfavorables como “hortera” o “pretencioso”.
DORIAN OCCHIUZZI
IRENE ANDRES-SUÁREZ & ANTONIO RIVAS, La era de la brevedad. El microrrelato hispánico, Menoscuarto, Palencia, 2008, pp. 261-273.
[8] Cf
Diccionario de la Lengua Española, Madrid, Real Academia
Española, 1984, vigésima edición, s. v. cursi.
[9]
Carlos Moreno Hernández, “Un cursi” (1842), Espéculo,
Revista Electrónica Cuatrimestral de Estudios Literarios, núm. 25,
noviembre de 2003-febrero de 2004, Madrid, Universidad Complutense, http://www.ucm.es/info/especulo/numero25/cursi.html (consultado el
30 de octubre de 2006).
[10]
Ramón Gómez de la Serna, “Lo cursi” , en Lo cursi y otros
ensayos, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1943, pp. 7-54. La
primera publicación de este ensayo se encuentra en la revista Cruz
y Raya (núm. 16, julio de 1934).
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