sábado, 16 de febrero de 2013

EXTRAÑO ENCUENTRO, Dino Buzzati



EXTRAÑO ENCUENTRO

   Sucede con frecuencia, en los lugares muy atestados, a las llamadas horas punta, en los momentos de mayor gentío y agitación. Por ejemplo a la entrada del estadio, cuando la gente se pisa por entrar. Entre la muchedumbre, un par de metros delante de vosotros, distinguís de espaldas a uno de vuestros más queridos amigos, apasionado por el fútbol como vosotros. Lo reconocéis sin sombra de duda: el pelo rubio descuidado rebasándole un poco el cuello, esa cicatriz en la nuca de una antigua gresca, el modo de mantener la cabeza ligeramente inclinada a la izquierda, su característico sombrero negro con las alas levantadas a los lados, como el que llevaba Toscanini. Desde luego es él. Inconfundible entre millares de personas. «¡Antonio! ¡Antonio!», llamáis. Pero él no se vuelve. Llamáis más fuerte. Nada. Entonces os da el ataque. Disculpándoos, suplicando, le pedís a la gente de delante que os haga hueco. Irritados, sorprendidos, os abren paso. Dais un salto. Estiráis la mano derecha para darle a vuestro amigo en el hombro. «¡Antonio! ¡Antonio!». Oleaje imprevisto de la multitud. Os hacen escorar. Y al amigo parece que se lo han llevado, aspirado por un remolino súbito. Desaparece. Se esfuma en la nada. Delante, alrededor, sólo caras desconocidas. ¿Qué os importa ya el partido? Os dejáis arrastrar hacia delante con cruel amargura. Porque estáis matemáticamente seguros de que era realmente él, vuestro queridísimo amigo, Antonio. Aunque hace ya cinco largos años que vuestro amigo haya muerto.
  
  
DINO BUZZATI, Las noches difíciles, Acantilado, Barcelona, 2010, pp. 196-197.

1 comments:

Marcelo dijo...

El fútbol produce varios milagros durante 90 minutos. Pero este no me lo esperaba