Sólo se puede confiar en muy contadas amistades, afirmó Z. Un enemigo íntimo, añadió, es más valioso que un compañero público. El señor de las gafas de sol, que por lo demás no se prodigaba en comentarios, recibió esta observación con un ostensible movimiento afirmativo de la cabeza.
H. M. ENZENSBERGER, Reflexiones del señor Z o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes, Anagrama, Barcelona, 2015, p. 24.
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Marcel Marien
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