Ella, obediente, consintió que el vigilante mirara en el interior de su bolso.
Un cilindro azul custodiaba la bombonera de Vuitton.
Él la miró a los ojos. Ella, antes de desplazar los suyos hacia su entrepierna, le dijo:
—Nunca salgo de casa sin mi Papá Pitufo.
Abochornado, la dejó marchar.
Un collar de etiquetas magnéticas ululaba desde algún recoveco de su contoneante anatomía.
Manuel Villena
0 comments:
Publicar un comentario