La muerte cae en la vida como una piedra en un estanque: primero salpicaduras, agitación en los matorrales, aletazos y fugas en todos los sentidos. Después grandes círculos en el agua, cada vez más amplios. Finalmente la calma de nuevo, pero en absoluto el mismo silencio anterior, un silencio, cómo diría: ensordecedor.
CHRISTIAN BOBIN, Autorretrato con radiador, Árdora, Madrid, 2006, pp. 43-44.
&
Scott Mclaughlin
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