coloca su mano sobre mi frente
y me permite soñar con el niño que fui
Ahora me veo a mí mismo jugando pelota
con el niño platinado con cuernos de venado
que cantaba en el coro de mi otro sueño
(el niño platinado no flota, yo sí)
En medio yace el Yo de mi juventud
—dormido, levitando—
y a la derecha / como una santa /
la mujer que alguna vez me disparó
Levanta el arma y vuelve a disparar
mi niño se desploma
cae muerto
quedo solo.
¿Cuántas Muertes llegarán
antes de la definitiva?
CARLA BADILLO CORONADO, El color de la granada, Visor, Madrid, 2016, p. 81.
&
Yuan Ming
0 comments:
Publicar un comentario