miércoles, 31 de julio de 2013

[LA MUJER DE SUS SUEÑOS...], José Luis Zárate



La mujer de sus sueños sólo lo quería como amigo imaginario.


Ilustración: Fernando Barata

JOSÉ MANUEL ORTIZ SOTO & FERNANDO SÁNCHEZ CLELO, Alebrije de palabras. Escritores mexicanos en breve, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2013, p. 78.

martes, 30 de julio de 2013

AL ENCONTRAR UNA CANA, Jane Kenyon



AL ENCONTRAR UNA CANA

Friego las largas tablas del suelo
en la cocina, repitiendo
los movimientos de otras mujeres
que han vivido en esta casa.
Y cuando encuentro una cana
flotando en el cubo

siento que mi vida se une a la de ellas.

JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 33.

lunes, 29 de julio de 2013

[BAJO CADA POEMA...], Ángel Crespo


Bajo cada poema hay otro más precioso: como un tesoro. Todo es cuestión de querer y saber cavar con fe.


ÁNGEL CRESPO, La luz invisible, El Toro de Barro, Carboneras, 1981.

Rico Solinas

domingo, 28 de julio de 2013

[MAIAKOVSKY ESTABA GUARDANADO...], Juan Bonilla


   [...] Maiakovski estaba guardando en una carpeta todos los afiches y hojillas volanderas que encontraba. Ah, temo que me tachen de provinciano, pero me pueden las ganas de regresar a Moscú y ponerme a declamar mis versos, esto de no saber francés es una tortura, decía. Elsa le servía de traductora, pero la cabezonería de Maiakovski a veces era insoportable. Necesitaba jabón de afeitar, había visto en un escaparate, en uno de sus paseos solitarios, uno en una cajita redonda de aluminio muy bonita, le pidió a Elsa que se lo comprara, se había encaprichado, nunca se encaprichaba con nada y tenía derecho, se había comprado un bastón, y ahora quería aquella cajita redonda y le daba corte entrar en la tienda sin gota de francés para pedirla, y Elsa fue a buscársela pero no encontró ningún jabón de afeitar en cajita redonda de aluminio, y Maiakovski montó en cólera, y le dijo, ya sé que quieres ridiculizarme, ya sé que quieres obligarme a ir y que se rían del bruto ruso que ni gota de francés y tiene que hacer de mimo para comprarse su capricho, sé que lo haces sólo por eso, pero iré, lo pediré por señas, haré el mimo, me pondré en ridículo, pero me compraré mi jabón de afeitar, y volvió al rato con la cajita de aluminio, triunfal, y Elsa no le dijo nada, y Maiakovski se sorprendió al ver que era crema, qué buenos estos franceses, crema para afeitarse, y se la puso por las mejillas, y se afeitó con dentífrico.

JUAN BONILLA, Prohibido entrar sin pantalones, Seix Barral, Barcelona, 2013, pp. 248-249.

sábado, 27 de julio de 2013

ABRIGOS, Jane Kenyon


ABRIGOS

Le vi salir del hospital
con un abrigo de mujer sobre el brazo.
Evidentemente ella no lo iba ya a necesitar.
Las gafas de sol que llevaba no podían
ocultar su cara húmeda y su desconcierto.

Como una burla el día era brillante
y suave el aire para ser diciembre. Aun así
se subió la cremallera de su abrigo y se ató
la capucha bajo la barbilla, preparándose
para un frío irremediable.




JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 107.

Ilustración: Amy Friend

viernes, 26 de julio de 2013

[LAS PULGAS DE PLAYA...], Ramón Gómez de la Serna

Las pulgas de playa se vengan de los que comen quisquillas.

Ramón Gómez de la Serna

jueves, 25 de julio de 2013

[EL POETA ES...], Juan Bonilla


El poeta es el bañista ahogado a la espera de quien le preste aliento.

JUAN BONILLA, Prohibido entrar sin pantalones, Seix Barral, Barcelona, 2013, p. 179. 

 Fernando O'Connor

miércoles, 24 de julio de 2013

CORRECCIÓN, Ana Clavel


CORRECCIÓN

   Por  fin  habían  recapturado  a  la  pequeña  Alicia.  La  Reina  de  Corazones se frotaba las manos con delectación. A su lado, el  rey, buscando complacerla, ordenó:
   ―¡Que le corten la cabeza!
   ―No ―objetó la reina―. Esta vez haré honor a mi nombre: ¡Que me traigan su corazón!


JOSÉ MANUEL ORTIZ SOTO & FERNANDO SÁNCHEZ CLELO, Alebrije de palabras. Escritores mexicanos en breve, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2013, p. 21.

martes, 23 de julio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

[SEÑOR GORRIÓN...], Natsume Soseki & Oliverio Girondo


Señor Gorrión:
me cumple presentaros
a un tal "Espantapájaros".


NATSUME SOSEKI, Sueño de la libélula, Satori, Gijón, 2013, p. 79.

domingo, 21 de julio de 2013

[LA SATISFACCIÓN DE ...], Francesco Piccolo



   La satisfacción de meter el brazo hasta el fondo en la nevera del bar o del supermercado y sacar la botella de leche con la fecha de caducidad más alejada, que alguien voluntariamente ha tapado para hacer que compre la botella con la fecha de caducidad más próxima.

FRANCESCO PICCOLO, Momentos de inadvertida felicidad, Anagrama, Barcelona, 2012, p. 28.

sábado, 20 de julio de 2013

[CUANDO EL POEMA ES...], Ángel Crespo




Cuando el poema es el que nos lee, lo llamamos oscuro.

ÁNGEL CRESPO, La luz invisible, El Toro de Barro, Carboneras, 1981.

Phil Hopkins

viernes, 19 de julio de 2013

OTRA MANERA DE DECIRLO, Karmelo C. Iribarren


OTRA MANERA DE DECIRLO

Si no te hubiese conocido
mi vida sería otra.

No sé si mejor
o peor:
distinta.

Y me gusta mucho
mi vida.

 KARMELO C. IRIBARREN, Las luces interiores, Renacimiento, Sevilla, 2013, p. 39.

jueves, 18 de julio de 2013

CÓMO VAN LAS COSAS POR FRANKLIN, Jane Kenyon


CÓMO VAN LAS COSAS POR FRANKLIN

Hasta la funeraria va a quebrar.
Y desde que cerraron la tienda de baratijas
ya no podemos comprar periquitos en la calle mayor,
ni batas de vichy sin mangas
para proteger de las tartas del bazar parroquial
las amplias delanteras de las fuertes y locuaces esposas
de fontaneros y peones camineros.
La ferretería cerró también.
Ayer
domingo, vi a los propietarios desmontando
la tienda, la mujer luchando con medía
docena de llantas de bicicletas en cada brazo,
como pulseras, el hombre balanceando
cajas llenas de sartenes de teflón. Los escaparates
habían sido blanqueados con yeso para frustrar la curiosidad
o la compasión, o esa triste alegría
que a veces sentimos cuando otros fracasan.



JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 143.

miércoles, 17 de julio de 2013

[MAIAKOVSKI COINCIDIÓ...], Juan Bonilla


   Maiakovski coincidió en casa de Elsa Kagan con la hermana de ésta, Lily Brik. Se hablaba de la detención de un argentino como presunto autor del robo de La Gioconda en el Louvre. Lo fantástico del caso, lo admirable, es que el ladrón no había robado la obra de Da Vinci para venderla por una fortuna a algún coleccionista que lo hubiera animado a perpetrarlo, sino para vender como verdaderas las veinticuatro copias que en los últimos años había pintado de La Gioconda. La única manera de venderlas como auténticas era robar la auténtica, y uno de los coleccionistas a los que se la vendió estaba untado por la Policía, era un cebo, y lo denunció. Trató de defenderse probando que lo que había vendido era una falsificación, lo que destapó su red de falsificaciones. Lo dejaron libre pero lo vigilaron estrechamente. La Gioconda auténtica había estado todo aquel tiempo debajo de su catre.

JUAN BONILLA, Prohibido entrar sin pantalones, Seix Barral, Barcelona, 2013, p. 49.

martes, 16 de julio de 2013

[EL MUNDO ES LA SUMA...], Fernando Menéndez


El mundo es la suma de nuestras estupideces y la resta de nuestros sueños.

FERNANDO MENÉNDEZ, Tira líneas, Difácil, Valladolid, 2010, p. 66.

lunes, 15 de julio de 2013

[TORTUGA BUSCA...], Marina Colasanti & Sean Mackaoui

Tortuga
busca cremas
contra las arrugas.


MARINA COLASANTI, Clasificados y no tanto, El Jinete Azul, Madrid, 2011, pp. 32-33.

domingo, 14 de julio de 2013

HOMBRE DORMIDO, Jane Kenyon


HOMBRE DORMIDO


Grandes copos de nieve caen despacio,
muy espaciadas, como ballenas que no pueden encontrar pareja
en las vastas latitudes azules.
¿Por qué pienso en aquel hombre dormido
en el ribazo herboso del jardín del Museo
Sackler en Washington?
Era una tarde
Fría. Estaba tendido. sin duda. sobre todas sus
posesiones.
boca abajo, la cabeza
torpemente torcida a la derecha, la boca abierta
en abandono.
Parecía
un niño que se ha quedado dormido
antes de desnudarse encima de la colcha.
o Abel roto, a los pies  de su hermano.

JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 127.

Olivier Daaram Jollan

sábado, 13 de julio de 2013

ME AHOGAS. NO ME OLVIDES, Nuria Barrios


ME AHOGAS. NO ME OLVIDES
(Sombra II)

   Todas las noches de luna llena, me levanto de la cama y en la habitación vacía, desnuda, bailo con tu sombra. Si entonces aparecieras, huiría. Correría lejos sin escuchar mi corazón. ¿Has enloquecido? Sin volver la cabeza. ¿Qué haces obstinada? Sin detener mis piernas. ¿No vamos en dirección contraria? No. No. No. Me salvo, te salvo, nos salvo a ti y a mí. ¿Por qué insistes en volver, maldito necio? El presente es un país donde jamás estaremos juntos.
   Estás aquí, a distancia. Invisible, clavado bien dentro. Ahí, en el centro, donde nadie, ni siquiera yo, puede verte. Del pasado me queda este soplo en el corazón. Dices que estoy enferma. Sí, de ti. Sin ti, no queda más que tierra calcinada. Nada. Ni esquinas donde esconderme ni sueños que me protejan de la luz. Pero escúchame bien: bajo tu sombra crece el amor que yo doy, y no puedo darte, el amor que deseo, y no puedes darme. ¿Entienden necio? Te necesito así. Sin estar, sin olvidarme, sin reclamar, sin olvidarme.
   Me ahogas. No me olvides.


NURIA BARRIOS, Amores patológicos, Ediciones B, Barcelona, 1998, pp. 145-146.

Fotografía: André Kertèsz

viernes, 12 de julio de 2013

ARRIBA EL TELÓN, Rosa Martínez


ARRIBA EL TELÓN

   Descorro las cortinas de la habitación como si abriese el telón de mi vida. Me asomo de puntillas, con miedo, sin saber qué obra tocara representar hoy. Al volverme, él me mira desde la cama. Una sonrisa se dibuja en el frío rostro. Me ato la bata y vuelo a la cocina a preparar el café y las tostadas. Oigo sus pasos, se acercan y mis puños se agarran al aire, como si esto impidiera mi caída. Sus manos se deslizan sin tocarme, el pelo de la nuca se me eriza, le sirvo el café sin que se derrame una sola gota. Saltan las tostadas, se han quemado un poco, con el cuchillo intento raspar lo quemado mientras con el rabillo del ojo le observo, las pongo en un plato. Se está escribiendo el último acto, lo sé.




Manuel Espada & Rosana Alonso (ed.), De antología, Talentura, Madrid, 2013, p. 66.

jueves, 11 de julio de 2013

[EL DOLOR ES UN REGALO...], José Mateos


   El dolor es un regalo que no querríamos nunca recibir.

JOSÉ MATEOS, La razón y otras dudas, Pre-Textos, Valencia, 2007, página 130.

miércoles, 10 de julio de 2013

[ESOS HOMBRES QUE COGEN LA CAJA DE HERRAMIENTAS...], Francesco Piccolo


   Esos hombres que cogen la caja de herramientas, la escalera o el taladro eléctrico, y permanecen en silencio durante horas, canturreando cada tanto alguna canción con un clavo en la boca —y nunca se lo tragan y no se rinden hasta que el trabajo se ha terminado. No les gusta dejar las cosas a medias. Es más, ¿que les falta un clavo o una llave inglesa de la clase que sea? Ellos saben adónde ir, qué tipo de preguntas hacer, y regresan a casa con esos adorables paquetitos cuyo envoltorio está hecho con papel de periódico, los abren y enseñan un montón de clavitos de todas las clases.
   En esa caja de herramientas tal vez se encuentre lo indispensable para vivir una vida feliz.
   Me gusta quedarme horas mirándolos, y me gusta no ser uno de ellos.


FRANCESCO PICCOLO, Momentos de inadvertida felicidad, Anagrama, Barcelona, 2012, p. 52.

martes, 9 de julio de 2013

[ODIO DEPRISA...], Ángel Crespo



   Odio deprisa para quemar el odio; amo despacio para conservar el amor.


ÁNGEL CRESPO, La luz invisible, El Toro de Barro, Carboneras, 1981.

lunes, 8 de julio de 2013

LA BALANZA, Raquel Vázquez


LA BALANZA

En un mundo entendido como simple balanza,
sólo existe un principio, único y universal:

Los platos nunca deben acariciar la tierra,
ni tampoco elevarse y lograr tocar el cielo.


RAQUEL VÁZQUEZ DÍAZ, Por el envés del tiempo, Cardeñoso, Vigo, 2011, p. 46.

domingo, 7 de julio de 2013

HOMBRE COMIENDO, Jane Kenyon



HOMBRE COMIENDO

El hombre en la mesa frente a la mía
está comiendo yogurt. Sus ojos. siguiendo
el curso de la cuchara, bizquean ligeramente
cada vez que ésta se acerca a su cara. El tiempo,

y el mundo con todos sus principados,
pueden llegar a su fin como profetizó
el apóstol Juan, pero
¿y este hombre tan ensimismado

en el pequeño envase con su alimento fresco,
dulce, que no ha causado sufrimiento
a ningún animal, y que él está comiendo
con una nacarada cuchara de plástico?

JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 123.

sábado, 6 de julio de 2013

UN DESPISTE ESTÚPIDO EN LA OSCURIDAD, Alberto García Salido


UN DESPISTE ESTÚPIDO EN LA OSCURIDAD

   Imperceptible.
  
   Un despiste estúpido en la oscuridad. Entró en casa y cerró la puerta. Se dejó caer sobre el sofá rompiendo sus articulaciones. Gimió agitado, dejando escapar pedacitos de pulmón sobre la alfombra. En la cocina, por el reguero de sangre fresca, estaban preparando la cena. Cerró el ojo con párpado e intentó analizar la situación y sus consecuencias. Los gritos de sus hijos mientras mordían a la mascota le impedían concentrarse. Se puso de pie y llegó al espejo roto junto a la cómoda. Quizá en su reflejo todo era como antes. Ahí encontró su cara a jirones y los dos maseteros a la vista. Comenzó a respirar. Con cuidado de no arrancar demasiada piel se remangó la camisa hasta dejar al aire la zona en la que sintió el pinchazo. Observó el punto rojo, elevado, latiendo sobre un pedazo de músculo pegado a su cúbito. Sintió dolor. Cojeó hasta el pomo de la puerta y, antes de salir de allí, miró el salón donde había pasado la muerte. En la calle se escucharon sus primeras sílabas, apenas comprensibles, mientras su familia ataba a la mesa el alimento. Su corazón latió al oír los gritos y sintió miedo al comprender que nunca podría mirar atrás.


Manuel Espada & Rosana Alonso (ed.), De antología, Talentura, Madrid, 2013, p. 251.

Ilustración: Mark M. Mellon

viernes, 5 de julio de 2013

[LOS OJOS CERRADOS...], Sojo Hino

Los ojos cerrados,
me caliento al amor
de otros tiempos.

SOJO HINO

PATRICIA DONEGAN & YOSHIE ISHIBASHI (editoras), Haikus de amor, Dojo, Móstoles, 2012,p. 133.

jueves, 4 de julio de 2013

LA ESPOSA ENFERMA, Jane Kenyon


LA ESPOSA ENFERMA

La esposa enferma permaneció en el coche
mientras él hacía la compra.
Sin tener aún cincuenta años
ha aprendido lo que es no poder
abotonar un botón.

Era mediodía,
así que sólo madres con niños pequeños
y parejas jubiladas
caminaban por el enlodado aparcamiento.

Ropa de la tintorería colgaba en perchas
en los coches de los acomodados.
Con qué facilidad se movían,
con cuánta libertad,
incluso los ancianos y los relativamente débiles.

Las ventanas empezaron a empañarse.
Los coches aparcados a su lado
salieron tan deprisa
que entristecieron su corazón.

JANE KENYON, De otra manera, Pre-Textos, Valencia, 2007, p. 151.

Ilustración: Bernard Bieling

miércoles, 3 de julio de 2013

POSTERIDAD, José Mateos


POSTERIDAD

   Al cabo de los años sólo permanecieron las palabras que ocultaban otras palabras.

JOSÉ MATEOS, La razón y otras dudas, Pre-Textos, Valencia, 2007, página 207.

martes, 2 de julio de 2013

CHOQUE DE TRENES, Ramón Gómez de la Serna




CHOQUE DE TRENES

   El choque de trenes había sido terrible, violentísimo, sangriento. Nadie se explicaba como había podido suceder. Todas las señales habían sido hechas y las agujas habían funcionado bien.
   Nadie se lo explicaba, pero era bien sencillo. Las dos máquinas, llenas de una ferviente sensualidad, se habían querido montar. Estaban cansadas de verse de lejos y de no verse en el vértigo de los cruces, cuando más cerca estaban; estaban cansadas de llamarse con pitidos, de desearse con nostalgia; y como el celo de las máquinas es mayor que el terrible celo de los elefantes y los camellos, se habían querido montar, pero precisamente su celo, por lo terrible y lo impetuoso que es, es catastrófico y final.


RGDS, Caprichos, 1925.

lunes, 1 de julio de 2013

MIEDO AL PADRE, Juan Pedro Aparicio


MIEDO AL PADRE

   Los asaltantes eran dos y parecían muy jóvenes. Iban cubiertos con pasamontañas. El guarda jurado les sorprendió por la espalda y les dio el alto. Uno de ellos se revolvió contra él e intentó dispararle pero su pistola se encasquilló. «¡Dispara!», conminó entonces a su compañero, que parecía incapaz de reaccionar. Había reconocido en el guarda a su propio padre, que, a su vez, lo apuntaba sin decidirse a disparar. El hijo, pasado ese primer instante, sí disparó, un tiro mortal. Convencido de que su padre lo había identificado se había sentido incapaz de soportar la bronca que le esperaba al volver a casa.



JUAN PEDRO APARICIO, El juego del diábolo, Páginas de Espuma, Madrid, 2008.

Ilustración: Carlos Medel