HOGAR
La niña sólo tenía cuatro años, de manera que con seguridad sus recuerdos eran confusos. Su madre, para hacerla consciente del inminente cambio, la llevó hasta la cerca de alambre de púas y, de lejos, le mostró el tren.
—¿No te alegras? Ese tren nos llevará a casa.
—Y entonces ¿qué va a pasar?
—Entonces estaremos en nuestro hogar.
—¿Qué es un hogar? —preguntó la niña.
—Donde vivíamos antes.
—Y allí ¿qué hay?
—¿Te acuerdas todavía de tu osito? Quizás también estén allí tus muñecas.
—Mamá —preguntó la niña—, ¿en casa también hay guardias?
—No, allí no hay.
—Entonces —preguntó la niña—, de allí ¿podremos escapar?
ISTVÁN ÖRKÉNY, Cuentos de un minuto, Thule Editores, Madrid, 2006.
Tú escribes sobre el hombre en el campo de concentración
yo sobre el campo de concentración en el hombre
en tu caso las alambradas están en el exterior
en el mío anidan en el interior de cada uno de nosotros
—¿Crees que es una diferencia tan grande?
Son dos caras de un mismo sufrimiento
RYSZARD KAPUSCINSKI, Poesía completa, Bartebly Editores, Madrid, 2008.
1 comments:
Buenísima asociación.... No conocía al autor del primer cuento pero me parece que dibuja de una manera sencilla pero muy profunda esa tensión que vivimos entre la necesidad de contar con la seguridad del hogar ( vover a él cada cierto tiempo) y el deseo (más o menos confesado)de que esa seguridad no se convierta en un modo distinto de ser prisioneros.
Alambradas fuera de cas y dentro de ella fuera del hombre y en su interior...
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