EL MOSCARDÓN
Como Greta Garbo desvistiéndose detrás de un biombo, la Muerte asoma su pierna flaca tras la cabecera de la cama. (No recojas la liga que arroja la novia estéril.) Revoloteando como un moscardón, se posa sobre la mejilla sumida del enfermo, sobre su boca sin dientes, se posa sobre sus manos encogidas, se posa sobre los ojos cerrados, se posa sobre ese montón de carne flaca que respira. Cuidado: no intentes aplastarla con la mano abierta. Cuidado, porque es condición de toda vida llevar siempre consigo una muerte deseosa de su aliento, su muerte personal y enamorada.
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