LOS FALSOS RUMORES
Érase una vez un gitano que tenía un burro. Fue con el burro al río a buscar leña, el pobre burro se tropezó con una piedra, se cayó al río y se ahogó. El gitano lo cogió y lo enterró, y, claro, se lo contó a su mujer.
La mujer del gitano le dijo a su hermano que el burro de su cuñado se había ahogado y que estaba entenado en tal sito; su hermano le dijo al patriarca que su cuñado se había ahogado y que había que hacer algo para darle cristiana sepultura; el patriarca le dijo a su mujer que había un gitano muerto y entenado en tal sitio, y la mujer del patriarca se lo dijo a la guardia civil.
La guardia civil pensó que se trataba de un hombre y fueron a buscar el cuerpo. Se pusieron a cavar al lado del río y descubrieron que era un burro. Mientras ellos perdían el tiempo desenterrando al burro, robaron un banco, y no fueron los gitanos, precisamente. Todo por hacer caso de una noticia que se fue embrollando de boca en boca.
JAVIER ASENSIO GARCÍA, Cuentos populares de los gitanos españoles, Siruela, Madrid, 2011, 319 páginas.
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