En cierta ciudad, ocurrió un día que el arco iris apareció y ya no volvió a marcharse. Durante un año, permaneció en el mismo punto del cielo. Se hizo monótono.
Un día, por fin, el arco iris desapareció y el cielo se volvió completamente gris. Los niños de la ciudad, eufóricos, señalaban el cielo gris y se gritaban unos a otros: «¡Mira qué bonito!».
GONÇALO M. TAVARES, El señor Valéry, Mondadori, Barcelona, 2007, p. 35.
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Magdalena Kaczmarczyk
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