Vi el final del fascismo. Fue bueno. Veo el final del comunismo. Es bueno. Y vi durante toda la vida cómo uno y otro fueron útiles para que el odio se llevara a cabo. Pero se ha terminado la utilidad de esos pretextos, ¿qué otro pretexto aparecerá? Curamos los efectos de la enfermedad, guardamos la enfermedad para la próxima. Es la mayor reserva del hombre, esa, la del mal. Está lo que le es inevitable, pero no le basta. Cataclismos, traiciones del hermano cuerpo. No es suficiente. No desperdicia ni a la propia muerte, que es su fatalidad, y la aprovecha para ir matando más rápidamente. Como a un animal de su sustento. El hombre. Qué enormidad.
VERGÍLIO FERREIRA, Pensar, Acantilado, Barcelona, 2006.
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James Forchione
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