En toda amistad hay algo de Venus y de Marte.
Hay científicos tan distraídos que no recuerdan ni dónde han dejado la ética.
Habría que saber, por lo menos, una excelente poesía de memoria para recordarla en los abismos.
Sólo llevando una doble vida no se vive a medias.
No ir al teatro es una forma de hacer crítica teatral.
Los mejores cuentos son los que no acaban cuando terminan.
No sé si Dios existe, pero lo cierto es que insiste.
Muchas veces he intentado echar raíces, pero siempre me lo han impedido las alas.
Cultivar el jardín nos mancha las manos, pero nos limpia la mente.
La ironía delata a los cuerdos.
Hay crímenes que modifican el paisaje donde se han cometido.
Se vistió como correspondía a la tentación.
La vida, pronto o tarde, imita a Sófocles.
viernes, 11 de marzo de 2011
EL ÁRBOL DEL VIAJERO [III], Ramón Eder
RAMÓN EDER, El árbol del viajero, Clarín, Oviedo, jul-ago 2010, nº 88, página 22.
Labels: AFORISMOS, RAMÓN EDER
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