CRUCE DE CAMINOS
Todo estaba listo para que ocurriera, pero aquella señora del abrigo gris y el rostro triste tuvo que cruzar aquel paso de peatones con el semáforo en rojo justo delante del taxi de mi padre. Mientras éste la llevaba al hospital, mi madre esperaba en el siguiente cruce para conocer a su marido.
JAVIER IGLESIAS, BABELIA, 27 de abril de 2002, página 11.
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