VIEJAS QUE CAEN
Por un exceso de curiosidad una vieja se cayó de la ventana y se estrelló contra la acera. A la ventana se asomó otra vieja y se puso a mirar a la que se había estrellado, pero, por un exceso de curiosidad, también cayó de la ventana y se estrelló contra la acera.
Después se cayó de la ventana una tercera vieja, seguida de una cuarta y de una quinta.
Cuando se cayó la sexta vieja, me cansé de mirar y me fui al mercado Maltsevky, donde, según dicen, a un ciego le regalaron un chal tejido.
Daniil Charms
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