BODAS
Mr. y Mrs. Robert N. Campbell of Kailzic, pintados por sir Henry Raeburn en 1793, miran sonrientes y relajados a una pareja joven, más o menos de su misma edad, que los contempla desde abajo.
—Es un retrato impresionante —dice la mujer alejándose un poco del enorme cuadro.
—Se ve que eran ricos y felices. Y fíjate en ella. Se parece un poco a ti, tan blanca y pechugona —dice él mirando los escotes de una y otra.
Salen de las Galerías McLellan y el sol les da de lleno en la cara, con esa inclinación propia de los países del Norte. La mujer hojea el catálogo del museo mientras esperan que un semáforo se ponga verde. Hay una foto de detalle de la cara de la señora Campbell. Por primera vez en años la mujer siente ganas de estar casada. Está a punto de pronunciarse cuando suena un móvil.
—No me digas... ¿En serio? Qué alegría... Sí, sí, está aquí a mi lado. Ahora mismo se lo digo... Claro que sí... Enhorabuena. Adiós, adiós.
Ella le mira intrigada.
—Era Raúl, que se casa. Con la presentadora, claro. Y que estamos invitados a la boda en Santander. En septiembre. No me acuerdo qué día ha dicho. Qué suerte tiene este, por fin está donde quería estar —dice él con admiración.
—En septiembre, según qué día, no sé si habrá que ir de verano o de entretiempo. No hay manera de acertar en las bodas —dice ella en un tono que a él le pasa desapercibido.
CRISTINA GRANDE, Tejidos y novedades, Xórdica, Zaragoza, 2011, páginas 73-74.
0 comments:
Publicar un comentario