sábado, 5 de enero de 2013

NOCHE DE REYES, Jon Juaristi


NOCHE DE REYES

Cuántas noches como ésta permaneciste en vela,
a la espera del alba,
apoyado de pechos en tu almena,
insomne centinela de la ciudad cansada,
y cuántas otras noches
la fatiga y la pena concertadas
en la raya del día te vencieron.
Las cuentas están claras:
soledad, soledad y muchas noches
como esta misma noche, solitarias.

La tristeza es un tiempo
en que no pasa nada,
porque pasó lo que pasar debía
como si no pasara,
como si fuera el gasto corriente de la vida,
algo sin importancia:
la moneda menuda que olvidamos
en los bolsillos de la ropa usada
o esos números viejos de teléfono
a los que nunca llamas.

A lo lejos se apaga un ruido de motores.
Silba el viento en su flauta
una monodia trémula.
Llueve en la interminable madrugada
y refleja la luz de los faroles
el húmedo encachado de la plaza.
Alguien camina por los soportales.
Se ha fundido ya el hielo en tu vaso de malta.
Llueve en esta vigilia sin consuelo
donde sólo la noche te acompaña.
JON JUARISTI, Tiempo desapacible, Comares, Granada, 1996, pp. 28-29.