Parece que existieron hace cientos de años. Brueghel,
Tú los conocerás si te los hago reales.
Se agachan bajo el seto formando un semicírculo,
Tras la abrigada el viento se abre paso.
Son ellos, segadores. Los ojos y los tallos
Del brote surgen ya en las patatas de siembra
En la paja enterradas. Para matar el tiempo
Se lo toman con tiempo. Cada cuchillo hiende con pereza
El tubérculo en dos mitades que caen separadas
Sobre la palma de la mano: un destello lechoso,
Y, en el centro, la oscura filigrana.
¡Ah, las costumbres de almanaques! Bajo aquella retama
Que amarillea sobre ellas, compón tú mismo el friso,
Ponnos dentro a nosotros, nuestras anonimidades.
SEAMUS HEANEY, Norte, Hiperión, Madrid, 1992, p. 17.
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