MRS. PURKAPILE
Huyó y se fue por un año.
Al volver a casa me contó la tonta historia
de su rapto por piratas del lago Michigan,
de modo que no pudo escribirme, amarrado con cadenas.
Fingí creerle, aunque sabía muy bien
qué había estado haciendo, que de tanto en tanto
se encontraba con la señora Williams, la sombrerera,
cuando ella iba a la ciudad a comprar mercaderías, según decía.
Pero una promesa es una promesa,
y el matrimonio es el matrimonio,
y por el respeto que me debo a mí misma
no quise ser arrastrada al divorcio
por las tretas de un esposo simplemente
aburrido del voto y del deber conyugal.
EDGAR LEE MASTERS, Antología de Spoon River.
&
Josep Llimona
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