No, los muertos no hablan,
pero escuchan.
Aunque puedan ser tantas
las preguntas
que querrías hacerles...
¿Lo han olvidado todo,
hasta su nombre,
o es que, por el contrario,
son memoria tan sólo?
¿Sentiste alguna vez
el aleteo insomne
de sus pasos?
No desean rozarte,
perturbar tu costumbre
de vivir.
pero te necesitan,
y tú los necesitas.
Los muertos no te ven.
como tú no los ves.
pero ellos te sienten,
como los sientes tú.
Debes saber que están
y que no esperan nada.
JOSÉ CORREDOR-MATHEOS, Desolación y vuelo. Poesía reunida (1951-2011), Tusquets, Barcelona, 2011, pp. 472-473.
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