No hay defensa posible contra la belleza, por mucho que intuyamos el desastre que probablemente se avecina. Cuando irrumpe la belleza, el futuro sacrificio carece de importancia.
(La irrupción)
RAFAEL ARGULLOL, El cazador de instantes. Cuaderno de travesía (1990-1995), Acantilado, Barcelona, p. 69.
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Masao Yamamoto
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