Esa mirada te sigue de un lado a otro, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. En efecto, la Gioconda se quedó con el tic de vigilar día y noche a su adúltero marido.
MARCIAL FERNÁNDEZ, Andy Watson, contador de historias, Ficticia, México, 2005, p. 91.
0 comments:
Publicar un comentario