En el Diario de Kafka las líneas dedicadas a la primera guerra mundial no pasan de cincuenta. Pocas semanas después del comienzo de la guerra sus preocupaciones son la escritura de «La colonia penitenciaria» y el comienzo de El proceso.
Durante la guerra, Joyce está entregado a la escritura de la primera parte del Ulises.
El tiempo del escritor no es el tiempo de la historia. Aunque el escritor, como toda persona, pueda ser triturado por ella.
JOSÉ ÁNGEL VALENTE, Notas de un simulador, Ediciones La Palma, Madrid, 1997, p. 34.
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