PRECOGNICIÓN
El señor Fenton Allentuck describe el siguiente sueño precognoscitivo: «Me fui a dormir a medianoche y soñé que estaba jugando al whist con una bandeja de cebollinos. De repente el sueño cambió, y vi a mi abuelo a punto de ser arrollado por un camión de la calle, donde estaba bailando un vals con un maniquí. Traté de gritar, pero cuando abrí la boca el único sonido que salió de ella fueron unas campanadas, y mi abuelo había sido ya atropellado.
«Me desperté bañado en sudor y corrí a casa de mi abuelo para preguntarle si tenía planes de bailar un vals con un maniquí. Me dijo que no, por supuesto, aunque había considerado la posibilidad de posar vestido de pastor para darle un chasco a sus enemigos. Aliviado, regresé a casa, pero supe más tarde que el viejo había resbalado en un sandwich de pollo y ensalada y se había caído del Edificio Chrysler.»
Los sueños, precognoscitivos resultan tan comunes que difícilmente pueden considerarse como simple coincidencia. En este caso concreto, un hombre sueña con la muerte de un pariente, y ésta se produce. No todos tienen tanta suerte. J. Martínez, de Kennebunkport, Mainne, soñó que hacía saltar la banca en Las Vegas. Cuando despertó, su cama se hallaba flotando en el mar.
WOODY ALLEN, Sin plumas, Tusquets, Barcelona, 1979 (1976).
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