—¿Ves todas estas estrellas? —sigo contándole mientras él me escucha; lo hace en silencio, sin apartar la vista del cielo, como si estuviera imantado por su profundidad. Llevan ahí millones de millones, según dicen los astrónomos. Parece que no van a desaparecer jamás y, de repente, dan un salto en el vacío y se borran para siempre como si nunca hubiesen estado ahí... Pues lo mismo pasa con las personas. Parece que van a durar siempre, que nunca te abandonarán del todo y, cuando te das cuenta han desaparecido del mundo sin ni siquiera dejar un rastro de luz como las estrellas; todo lo más una leve huella en la memoria de quienes las amaron que desaparecerá con éstos, porque también ellos desaparecerán un día. Y así generación tras generación, los mismo que las estrellas...
JULIO LLAMAZARES, Las lágrimas de San Lorenzo, Alfaguara, Madrid, 2013, 152-153.
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