AUB
Le eché el camión encima porque no pude soportarlo. Día tras día, ese horrible vecino de al lado escuchaba música a todo volumen. No me dejaba leer, pensar, descansar. Él estaba seguro —y me lo hizo saber cuando le rogué que bajara el volumen— de que mi vida era tan triste que me alegraría escuchar su música guapachosa. Por fin, compré una casa. Me aseguré de que no hubiera vecinos ruidosos, que las paredes no dejaran pasar sonido alguno. Sobra decir que gasté cuanto tenía, que trabajé jornadas dobles, que me privé de todo.
No podía negarme el gusto de tocar a su puerta y despedirme. Abrió, después de que toqué durante diez minutos. Traía puestos unos audífonos. Me mostró el ipod que se acababa de comprar. Fue entonces cuando le dije que tenía algo para él en la mudanza, que si me acompañaba al estacionamiento.
ADRIANA AZUCENA RODRÍGUEZ, Postales (Mini-hiper-ficciones), México, Fósforo-Inba, 2013, p. 84.
5 comments:
¡Ah, una actualización de los Crímenes imaginarios! Me gusta y sí, es lo que, desde la posmodernidad, Aub pudo haber imaginado, con todo y Steve Jobs.
Ah, ¡una actualización de los Crímenes imaginarios de Aub! Me gusta el texto y me hace pensar también, curiosamente, en el paso del tiempo. A pesar de que la tecnología haya cambiado --gracias Steve Jobs--, el viejo arte de asesinar sigue siendo una de las bellas artes.
Aub y sus Crímenes imaginarios... pero en 2013, con todo y Steve Jobs. Este texto me gusta y me hace pensar en que a pesar del paso del tiempo, el asesinato sigue siendo, sin duda, una de las bellas artes. JPMC.
Muy bueno. ¿Le hizo falta paciencia al narrador? De cualquier modo, la solución llegó, y por partida doble.JZ
Me encanta esta habilidad tuya de fabular tejiendo delicadamente el diario acontecer con una cultura cuidadosamente sugerida y elegantemente velada. Hay una pureza de juego de niños que encanta al instante.
Espero animoso tu siguiente publicación (electrónica o papel).
Gran saludo,
Gabriel Ramos
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