Cuando florece la lavanda o alhucema el azul del cielo se queda en la palma de la mano, mientras allí muelen los dedos tan elocuente espiga y sabemos que otra primavera nos ha sido concedida.
ANDRÉS TRAPIELLO, El arca de las palabras, Fundación José Manuel Lara, Sevilla, 2006, 351 páginas.
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