jueves, 7 de marzo de 2013

EL NORTE Y EL SUR, Antonio Serrrano Cueto & Erna Ehlert


EL NORTE Y EL SUR

   Su amor está dividido por las vías muertas de una vieja estación. El vive en la parte sur, en un barrio de obreros agostados y mujeres sin adolescencia; ella en uno de los bulevares del norte, en una casa con un pequeño jardín donde su madre llora sobre tiestos de rosales y begonias. Cada noche él sale de su casa, atraviesa el campo de chabolas y espera al borde de las vías a que ella encienda el fanal que ilumina su sendero en el bosque de hierros. Aunque hace años que pasó el último tren y ahora en ese amplio espacio se arraciman inertes los vagones, cada noche cruza sintiendo que algo sagrado acecha en las formas nocturnas, algo inviolable que respira en el silencio aparente de la conjunción de los metales. Después de hacer el amor y desgranar promesas inverosímiles, él regresa feliz sobre un rumor creciente de olas.
   La noche es voluble y en esta ocasión se ha levantado procelosa, envuelta en vientos y estrépitos temibles. Incluso para él, tan acostumbrado a penetrar en negras espesuras. En mitad de la travesía, acaso por un golpe de viento, pierde la luz amada y el norte. Confia en su sentido de la orientación, con la audacia que le confiere haber hecho el mismo camino cientos de veces, peto zozobra en un mar chirriante que despierta de su letargo. De repente otro foco, aureolado y estruendoso, le sale al paso separando para siempre el Norte y el Sur.

ANTONIO SERRANO CUETO, Fuera pijamas, DeBarris, Moncada, 2010, página 92.

Fotografía: Erna Ehlert