jueves, 26 de mayo de 2011

SONETO V, Javier Egea


V
  
A Eva y Fernando
       
      
Al salir de la curva la lluvia se hizo lenta,
viscosa, impenetrable como una gelatina.
Delante de los faros una sombra felina
agitaba un pañuelo. Al fin sube, se sienta
       
junto a unos ojos tristes. Por el camino cuenta
que burló al centinela de la negra sentina.
Llegan, entran, se miran. Luces de parafina.
Al fondo, en un espejo, se agita la tormenta.
       
El de los ojos tristes pone en una bandeja
tres copas escarchadas de un licor amarillo.
Luego extiende en la plata tres regueros de coca.
       
Y la sombra felina lo besa y, a la oreja,
—Ya no vendrá— le dice. Y le brilla un colmillo
y le pide silencio con un dedo en la boca.
       
       
       
JAVIER EGEA, Sonetos del diente de oro, en Poesía completa (Volumen I), Bartleby, Madrid, 2011,página 397.