a A.R.
La palabra mimosa me recuerda el color de una glándula
la longitud de un párpado que se balancea
donde mil prismas delatan al jardín que respira
bajo la tela del sol admirable
en las últimas congregaciones de las caricias disimuladas
en un rincón del ojo
en un rincón cualquiera de tus labios de sangre pura
en la frente de tu amor de mi amor
del amor de los demás.
Yo veo ahora la cabeza de los envidiosos en el vacío
de los errantes yo escucho todas las palabras débiles
sin comprender nada
yo he lanzado una mirada en derredor
una mirada cualquiera que ha tomado cuerpo al fondo de tus
compartiendo tus besos tus deseos sin fin
sobre la frente de tus besos que yo he borrado con una mueca.
Una última vez yo he tenido miedo
entre estos muros que encierran guijarros de alondras
sillones de geranium que invaden el ojo de las caricias
el paisaje marino sálvese quién pueda
las olas verdes entre las hojas verdes ellas son ciegas
las nubes de pájaros de cristal de roca
el amor de mi amor los labios de mi amor
que sonríen una vez más la última
sin un gesto ellos han trazado los surcos de tu cuerpo
que yo pierdo que yo descubro que yo pierdo
que yo descubro.
JORGE CÁCERES
Centuria, Visor, Madrid, 2003, pp. 491-492.
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