lunes, 31 de octubre de 2011

[¿PARA QUÉ DIABLOS SIRVE LA LITERATURA?...], Juan Bonilla



   ¿Para qué diablos sirve la literatura? Me había planteado esa cuestión infinidad de veces, pero nunca había perdido el tiempo intentando una declaración convincente y firme. Lo único que sabía es que cuando murió mi padre recordé unos versos de Thomas Stearn Eliot que si bien no paliaron mi dolor sí al menos me lo llegaban a explicar, cuando alguien a quien amaba se retiró para siempre de mi vida, me socorrieron dos renglones de Juan José Arreola («La mujer que amé se ha convertido en fantasma: ya sólo soy el lugar de sus apariciones»), cuando me cruzo con una de esas princesas por cuyos cuerpos vendería mi alma al demonio, repito una exclamación de Rafael Cansinos Assens («Dios mío, no permitas que haya tanta belleza en este mundo»), cuando la noche pesa sobre mí como el cadáver de una esperanza acribillada, unos versos de Federico García Lorca acuden a mi mente para colorearme el insomnio como el más eficaz de los ansiolíticos («pero la noche es interminable cuando se apoya en los enfermos, y hay barcos que sólo buscan ser mirados para poder hundirse tranquilos»). ¿Es poco? Sin duda. Juegos para aplazar la muerte, juegos que ayudan a no perder el tiempo sino a sustituirlo, suprimirlo, abolirlo. Guiños inocuos que, aunque no me facilitan el camino, lo hacen más llevadero, lo amplían.
   La literatura me sirve en fin para que la vida me concierna menos de lo que yo hubiera sido capaz de soportar.

JUAN BONILLA, Nadie conoce a nadie, Ediciones B, Barcelona, 1996, pp. 26-27.

domingo, 30 de octubre de 2011

EL TAÑIDO, Tomas Tranströmer



EL TAÑIDO

Y el tordo sopló en los huesos de los muertos con su canción.
Estábamos bajo un árbol sintiendo que el tiempo se hundía
          y hundía
El cementerio y el patio de la escuela se encontraron y ensancharon
          el uno en el otro como dos corrientes en el mar.

El tañido de las campanas de la iglesia ascendió impulsado
          por la suave palanca del planeador.
Dejaron un silencio áun más enorme en la tierra.
y los pasos calmos de un árbol, los pasos calmos de un árbol.




TOMAS TRANSTRÖMER, Para vivos y muertos, Hiperión, Madrid, 1992, página 44.

sábado, 29 de octubre de 2011

[SE CAYÓ EL TECHO...], Tomas Tranströmer


Se cayó el techo
y los muertos me ven.
Éste es el rostro.

TOMAS TRANSTRÖMER, El cielo a medio hacer, Nórdica, Madrid, 2010, p. 216.

viernes, 28 de octubre de 2011

[LAS LÁGRIMAS DE DIOS...], Carlos Edmundo de Ory & Miguel Pozo


Las lágrimas de Dios bajan de tiempo en tiempo por la senda de los arcoiris.


CARLOS EDMUNDO DE ORY, Aerolitos, El Observatorio, Madrid, 1985, página 46.

FOTOGRAFÍA: Miguel Pozo

jueves, 27 de octubre de 2011

ACCIDENTE, Manuel Moyano


ACCIDENTE

   La mano cercenada que descansa sobre el asfalto lleva puesta la pulsera de la fortuna.


MANUEL MOYANO, Teatro de ceniza, Menoscuarto, Palencia, 2011, página 44.

miércoles, 26 de octubre de 2011

PESCA, Federico Fuertes Guzmán



PESCA

   ¡Otra vez mi mujer me ha dejado destapado! Ella tira y tira, y la madrugada me encuentra aterido y en posición fetal. Son las seis y todavía quedan un par de horas de cama, así que intentaré recuperar el tapado. Primero llega una colcha estampada de flores, después una primera manta de color celeste y una segunda amarilla (colores patrios para nosotros). Siguen llegando mantas y yo sigo tirando: mantas de lana, edredones, colchas estampadas, sábanas de franela y, ¡oh sorpresa!, después de mucho esfuerzo, aparece un gran banco de boquerones que dan sus últimos saltos sobre el lugar que hasta ese momento ha correspondido a mi cónyuge en el lecho nupcial.

FEDERICO FUERTES GUZMÁN, Los 400 golpes, e.d.a.,Benalmádena, 2008, p. 118.

martes, 25 de octubre de 2011

PELEAS, Juan Romagnoli


PELEAS

   Cuando discutimos, mi esposa suele decirme:
   —Con vos no se puede hablar en serio. Te comportas como un niño.
   Yo trato de controlarme y explicarle que no es así, pero me termina de enojar cuando me tapa la boca con esa papilla, y entonces la escupo y hago un berrinche.


JUAN ROMAGNOLI, Universos ínfimos, Tres fronteras, Murcia, 2009, página 80.

lunes, 24 de octubre de 2011

PASO DE PEATONES, Tomas Tranströmer





PASO DE PEATONES

Soplo helado en los ojos y soles que danzan
en el caleidoscopio de las lágrimas cuando cruzo
la calle que tanto me ha seguido, la calle
donde el verano groenlandés ilumina los charcos.

En torno a mí hierve toda la fuerza de la calle
que nada recuerda y nada quiere.
Muy por debajo del tráfico, en la tierra espera
el bosque no nacido, inmóvil por mil años.

Se me antoja que la calle me ve.
Tan sombría es su mirada que el sol mismo
se hace un ovillo gris en un espacio negro.
¡Pero ahora yo brillo! La calle me ve.


TOMAS TRANSTRÖMER, Para vivos y muertos, Hiperión, Madrid, 1992, página 113.

domingo, 23 de octubre de 2011

[NO TE EXHIBAS...], Carlos Castilla del Pino



No te exhibas. Que los demás te descubran.


CARLOS CASTILLA DEL PINO, Aflorismos, Tusquets, Barcelona, 2011, página 22.

sábado, 22 de octubre de 2011

EL SALVAJE, Juan Gracia Armendáriz


EL SALVAJE
A Ramón, que sabe qué fue del dragón y de la espada.
        
   El día había sido intenso: asaltó el campamento enemigo, y a pesar de que el balazo en el hombro le ardía como una moneda candente, cumplió con éxito la misión que sus superiores le encomendaran. Aquella misma mañana fue condecorado por su valor. A media tarde lanzó un conjuro a la vecina del quinto transformándola en un horrible gusarapo. Luego, ya atardeciendo, inventó el fuego en el zaguán, luchó con las panteras que duermen en la espesura del parque y ahuyentó peligrosas aves. Ya de regreso a casa, volvió a descubrir la familiar caricia del agua y la sombra que inverna en el espejo le habló de la noche y de los seres que guardaría su sueño.
   Oscurecía cuando el niño, agotado, se acurrucó bajo las mantas.

JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ, Noticias de la frontera, Libertarias, Madrid, 1994, p. 61.

viernes, 21 de octubre de 2011

SI TODO ES COMO PARECE, Fabián VIque & Julián Ferrer



SI TODO ES COMO PARECE

   Si lo que nos alumbra es el sol de la mañana y no una ilusión óptica, si son las ocho en punto y no las seis de la tarde, si hoy es seis de mayo y no veinticuatro de noviembre, si el capitán no se despertó en un mal día y lo que acaba de ordenar no es otra cosa que "fuego", si los soldados que me apuntan no olvidaron cargar los fusiles, si estamos en la realidad y no en otra pesadilla, si todo es como parece, éstas vendrían a ser mis últimas palabras.

jueves, 20 de octubre de 2011

OBEDIENCIA, Laura Nicastro



OBEDIENCIA

   La madre de los tres hermanos jamás sonreía y era severísima.
   Cuando ellos solían intercambiar bromas y sus risas se prolongaban más de la cuenta, los amonestaba.
   —¡Juicio, niños, juicio! ¡Hagan sus tareas!
   Y casi sin separar los labios, insistía:
   —¡Juicio!—porque siempre había uno que era el último en obedecer.
   Han pasado los años y los tres hermanos son adulto. Los dos menores—delincuentes—están presos.
   El primogénito es juez.


LAURA NICASTRO, E-nanos, Macedonia, Morón, 2010, página 49.

miércoles, 19 de octubre de 2011

CANCIÓN PARA UNA DAMA, ANNE SEXTON


CANCIÓN PARA UNA DAMA
        
El día de los pechos y las pequeñas caderas
la ventana acribillada por una desapacible lluvia,
lluvia arreciando como un pastor,
nos acoplamos, tan cuerdas y tan locas.
Yacimos como cucharas mientras la siniestra
lluvia caía como moscas sobre nuestros labios
y sobre nuestros ojos felices y nuestras pequeñas caderas.
        
«El cuarto está tan frío con lluvia», dijiste
y tú, femenina tú, con tu flor
rezaste novenas a mis tobillos y a mis codos.
Eres un producto nacional, un poder.
Oh mi cisne, mi esclava, mi querida rosa de lana,
incluso un notario daría fe de nuestro lecho
mientras tú me amasas y yo me elevo como pan.


SONG FOR A LADY
      
On the day of breasts and small hips
the window pocked with bad rain,
rain coming on like a minister,
we coupled, so sane and insane.
We lay like spoons while the sinister
rain dropped like flies on our lips
and our glad eyes and our small hips.
        
«The room is so cold with ram,» you said
and you, feminine you, with your fiower
said novenas to my ankles and elbows.
You are a national product and power.
Oh my swan, my drudge, my dear wooly rose,
even a notary would notarize our bed
as you knead me and I rise like bread.

ANNE SEXTON, Poemas de amor, Linteo, Ourense, 2009, pp. 108-109.
Traducción: Ben Clark

martes, 18 de octubre de 2011

LA FUERZA DE LA COSTUMBRE, Juan Pedro Aparicio

 LA FUERZA DE LA COSTUMBRE

   De niño le gustaba conducir por la izquierda con su coche de juguete en el pasillo de su casa. Al cumplir la edad sacó fácilmente el carné de conducir pero enseguida se mató en un accidente. La policía y la prensa lo calificaron de piloto suicida puesto que circulaba en sentido contrario. Los padres lo negaron. "Sólo era un chiquillo", dijeron.




JUAN PEDRO APARICIO, El juego del diábolo, Páginas de Espuma, Madrid, 2008.

lunes, 17 de octubre de 2011

A LAS PUERTAS DE DAKOTA, César Klauer


A LAS PUERTAS DE DAKOTA

   Compró un ejemplar más de The Catcher in the Rye. La vendedora lo vio salir alelada. Se fue caminando a casa, feliz por las ventas de su último trabajo, por la adrenalina que sentía en las sesiones del estudio, la vuelta al ruedo, ya no más I ́m just sitting here watching the wheels going round and round.
   David lo vio doblar la esquina de la mano de su esposa. De las sombras, se desprendió su silueta. Lo interceptó: An autograph, John? Sure, here. Enrumbó a la puerta del edificio.
   Cinco balazos lo tumbaron de bruces.
   John murió camino al hospital.

CÉSAR KLAUER, La eternidad del instante, Evisto Editorial, Lima, 2011, página 19.

domingo, 16 de octubre de 2011

CONCATENACIÓN, Ana María Shua


CONCATENACIÓN
  
   Los acontecimientos del pasado son los que determinan el presente. Por ejemplo, si tus padres no se hubieran conocido, hoy no existirías. Cuanto más se retrocede en el encadenamiento de circunstancias que  conforman la historia del mundo, más inesperadas y sutiles serán las consecuencias que acarree el hecho más nimio, en una compleja, casi infinita sucesión de concatenaciones. Por ejemplo, si durante el cretásico superior cierto plesiosaurio carnívoro no se hubiera comido los huevos que una hembra de triceratops desovó tontamente cerca de la orilla, quizás, vaya uno a saber, me seguirías queriendo.

ANA MARÍA SHUA, Temporada de fantasmas, Páginas de Espuma, Madrid, 2004, página 14.         
Fotografía: Jon Igarza

sábado, 15 de octubre de 2011

INSOMNIOS, Alfredo Buxán


INSOMNIOS

1
Lo grave no es quemarse las manos en tu cuerpo,
morir de tristeza en una esquina de tu cama.
Lo que duele es no llegar al corazón del fuego.

2
No sirve para nada la belleza del día
si el corazón, enfermo, no sabe aprovecharla.

3
Buscaba el mar como un ciego el tacto de las cosas.

4
Una sonrisa como un faro entre la niebla.
Una luz intermitente en la temible noche
de la vida. Una cascada de agua en el desierto.
Una luciérnaga en el corazón del insomnio.

5
El tigre del tiempo nos acecha silencioso.
He visto hace un instante sus garras en la alfombra.

ALFREDO BUXÁN, Las palabras perdidas (Poesía 1989-2008), Bartleby, Madrid, 2011, p. 176.

viernes, 14 de octubre de 2011

CALCULOS RENALES, Agustín Monsreal


CÁLCULOS RENALES

¡Cuánto sufrí para poder arrojar la primera piedra!

jueves, 13 de octubre de 2011

10 DE SEPTIEMBRE DE 1898, Manuel Moyano


10 DE SEPTIEMBRE DE 1898

   La dama de larga cabellera, vestida de luto riguroso, que se había registrado en el hotel Beau Rivage de Ginebra bajo el nombre de condesa de Hohenembs, era en realidad, Elisabeth de Wittelsbach, esposa de Francisco José de Habsburgo y a la sazón emperatriz de Austria. Conocida por sus excentricidades, le asqueaba el protocolo de la corte vienesa y pasaba largas horas caminando por el campo, para desesperación de su séquito. En un viaje en barco a Corfú, se había hecho amarrar al mástil en mitad de una tormenta con intención de imitar a Ulises, al héroe homérico. No menos singular era su dieta alimenticia, que alternaba ingestiones espasmódicas de dulces —su preferido era el helado do violetas— con prolongados ayunos en que sólo bebía leche y sangre de buey. Se sabe que escribió poesía y que no sintió gran amor por sus hijos; tampoco, probablemente, por ella misma. El 10 de septiembre da 1898, bajo el falso nombre de condesa de Hohenembs, se disponía a tomar un vapor en el embarcadero del lago cuando un anarquista italiano le apartó la sombrilla que llevaba y le hundió un estilete en el corazón. En declaraciones posteriores, Luigi Lucheni afirmaría que creyó haber matado “a una persona que vivía en una felicidad insolente". Sissi no murió en el acto, sin embargo. De hecho, no imaginó haber sufrido un percance tan grave y siguió caminando apoyada en su dama de honor, la condesa de Sztáray, quien nos ha relatado sus últimos momentos. Sissi le preguntó: “¿Qué quería ese hombre tan horrible?”, y luego añadió: “A lo mejor intentaba robarme el reloj”. Nada más subir a cubierta, se desplomó.

MANUEL MOYANO, La memoria de la especie, Xórdica, Zaragoza, 2005, pp. 37-38.

miércoles, 12 de octubre de 2011

[CABLES DE ALTA TENSIÓN...], Tomas Tranströmer


Cables de alta tensión
en el reino del frío extendidos
al Norte de la música.


TOMAS TRANSTRÖMER, El cielo a medio hacer, Nórdica, Madrid, 2010, página 196.

martes, 11 de octubre de 2011

PESO PERFECTO, Federico Fuertes Guzmán


PESO PERFECTO

   Una noche de junio tuve sueños intranquilos: era un gordo irresponsable, tocado con una bufanda de color marfil. Yo, que siempre he tenido el peso perfecto, me atiborraba de cajas de donuts de chocolate y litros de yogurt líquido. Era una vida difícil, asediado por los triglicéridos y el colesterol. Una noche me acostaba sudoroso y soñaba que era un hombre ínfimo, algo menos de metro y medio. Mis costillas y mis huesos parecían más numerosos que los del resto de los bañistas. Para el almuerzo me conformaba con una lata de atún y por la noche me bastaba con fumarme varios cigarros. Dormía poco y casi siempre el alba llegaba antes de la primera cabezada. En ella soñaba que era inmensamente gordo y que pasaba la vida dormitando en un sillón, soñando que era inmensamente flaco y me agarraba a las farolas para no ser vilipendiado por el viento y llegaba exhausto a casa para soñar que me aproximaba a las dos centenas de kilos y me traían a la cama las cajas de comida italiana y las tabletas de chocolate. Y al dormir me veía en otra cama, rodeado de tubos de plástico, incapaz de mover un hueso y respirando lo menos posible. Un sueño tras otro fui tensando la cuerda por uno y otro extremo, más y más...
   Hasta que desperté.
   De nuevo tengo el peso perfecto, el índice de mi mano adelantado hacia los paseantes y una novia con peluca rubia, embellecida con mechas. Vestimos a la moda y somos felices, sólo que, a veces, el calor de las tardes veraniegas choca contra el escaparate y recalienta demasiado nuestros cuerpos de plástico y látex.

FEDERICO FUERTES GUZMÁN, Los 400 golpes, e.d.a., Benalmádena, 2008, p. 134.

lunes, 10 de octubre de 2011

DIÁLOGO POÉTICO-AMOROSO, Orlando Romano


DIÁLOGO POÉTICO-AMOROSO

   ¿Qué parte de mi cuerpo te emborracha?
   ¿Qué besos de mi boca te cautivan?
   Tus piernas, cuando se marchan.
   Tus besos, de despedida.

ORLANDO ROMANO, Cápsulas mínimas, Macedonia, Morón, 2008, p.18.

domingo, 9 de octubre de 2011

POSTALES NEGRAS, Tomas Tranströmer


POSTALES NEGRAS

I

La agenda llena, futuro desconocido.
El cable canturrea la canción popular sin patria.
Nieve sobre el mar inmóvil como plomo. Luchan
         sombras en el muelle.

II

En mitad de la vida sucede que llega la muerte
a tomarle medidas a la persona. Esta visita
se olvida y la vida continúa. Pero el traje
            se va cosiendo en silencio.

TOMAS TRANSTRÖMER, Para vivos y muertos, Hiperión, Madrid, 1992, página 131.

Traducción: Roberto Mascaró

sábado, 8 de octubre de 2011

SU VIUDA Y SU VOZ, Ana María Shua


SU VIUDA Y SU VOZ
  
   De las cañerías provenía un ruido fuerte y triste al que ella suponía la voz de su marido muerto. Todas las cañerías hacen ruido, argumentaban sus amigos. En todas las cañerías se manifiesta su espíritu, decía ella. Todas las cañerías hacían ruido cuando él estaba entre nosotros, argumentaban sus amigos. Pero solamente ahora me hablan de amor, decía ella.


viernes, 7 de octubre de 2011

EL REINO DE LA INSEGURIDAD, Tomas Tranströmer


EL REINO DE LA INSEGURIDAD

La jefa de oficina se inclina y traza una cruz
y oscilan sus pendientes como espadas de
                                                  Damocles.

Así como la frágil mariposa se hace invisible en        
                                                  el suelo
confluye el demonio con el diario abierto.

Un casco que  nadie lleva ha tomado el poder.
La tortuga madre huye volando bajo el agua.

TOMAS TRANSTRÖMER, El cielo a medio hacer, Nórdica, Madrid, 2010, página 182.

Traducción: Roberto Mascaró

jueves, 6 de octubre de 2011

PROPOSICIONES, Juan Armando Epple


PROPOSICIONES

   La mujer de luto recibe las sentidas condolencias, dejando que las lágrimas le descompongan el sobrio maquillaje de circunstancias, y permanece en su silla hasta que todos abandonan la sala. Entonces se levanta, seca sus lágrimas, se pinta con cuidado los labios y antes de irse se inclina sobre el féretro por última vez. Una mano le acaricia la nuca, en un gesto comprensivo.

JUAN ARMANDO EPPLE, Con tinta sangre, Thule, Barcelona, 2004, p. 62.

miércoles, 5 de octubre de 2011

LOS HÉROES, Manuel Moyano


 LOS HÉROES
       
    El gusto por lo trágico es uno de los hábitos de nuestra especie. No recordamos de la Historia sino aquellos pasajes que mayor desasosiego nos producen; indagamos los diarios matutinos en busca de escuetas noticias cuya brutalidad pueda turbarnos. Nos seduce la imagen de Borges, un profeta del escepticismo abocado a la soledad, la ceguera y la desdicha; nos cautiva la figura pavorosa de Hitler, que acaso proclamó un imperio para olvidarse de que era mortal, como ios árboles y como los pájaros; nos atrae Van Gogh, que pudo ser, y fue, uno de los hombres más desdichados que han caminado sobre el orbe; nos fascina la muerte ritual de Mishima, que se abrió las entrañas con una daga; nos atrae la imagen de un Hemingway otoñal y enloquecido en su granja de Ketchum, volándose la tapa de los sesos de un disparo.
   No pasan a la Historia los hombres tocados por la dicha. En cada profeta, en cada caudillo, en cada artista ha habido un hombre torturado. El ser dichoso nunca buscará salir del anonimato, no sentirá la necesidad de tejer imperios, de inaugurar cultos, de crear obras duraderas.
   El ser dichoso admirará a grandes hombres que, en su interior, lo habrán secretamente envidiado.
   Lo trágico perdura en la memoria de la especie; la felicidad, que por definición es efímera, está condenada de antemano a no dejar huella.

MANUEL MOYANO, La memoria de la especie, Xórdica, Zaragoza, 2005, 136 páginas.

SINRAZÓN, Leandro Hidalgo



SINRAZÓN

   “No tenés corazón”, le dijo un ciruja al hombre elegante por algún motivo.
   “No tenés corazón”, le dijo un taxista al hombre elegante, que hacía caso omiso.
   “No tenés corazón”, le dijo un estudiante al hombre elegante, que siguió sin mosquearse como si nada pasara.
   “No tenés corazón”, le dijo un niño, y el hombre elegante vio que efectivamente no lo tenía.
   Entonces cayó, con razón.
      

LEANDRO HIDALGO, Capacho, Macedonia, Morón, 2010, página 18.

martes, 4 de octubre de 2011

TÚNELES, Raquel Vázquez


TÚNELES

La vida a veces no es más que un trayecto
de autopista en la AP-6, cuando yendo
a través del túnel del Guadarrama
—más de tres interminables kilómetros—,
un cartel recomienda
precaución, porque está nevando afuera.

RAQUEL VÁZQUEZ DÍAZ, Por el envés del tiempo, Cardeñoso, Vigo, 2011, p. 42.

lunes, 3 de octubre de 2011

BRUCBECK, Guillermo Busutil


BRUCBECK
  
   Miles Davis, Gillespie, Roy Eldridge, Don Ellis, Chet Baker, son algunas de las trompetas que me raptan del tiempo exterior y me adentran, siempre por la puerta de atrás, en el ritmo interior del corazón. Sin embargo en otoño, cuando las luces se derrotan en el horizonte, prefiero seguir siéndole fiel a la trompeta de Dewey Jackson. El Free Boy of Colour del Tremé de Nueva Orleans que empezó a los siete años, en el Pete Lala’s Café manteniéndole el brillo melancólico al instrumento de Freddie Keppard. Un curioso comienzo, el de elegir a un solista sin porvenir de estrella para aprender y llegar a ser uno de los mejores secundarios del jazz. Logro que, por otra parte, nunca persiguió el hombre que transmitió con la trompeta la llama negra del jazz.
   Nadie como Dewey Jackson ha personalizado en el jazz la fuga musical, lasoledad del creador que se debate entre los desarreglos de una realidad seca, dispuesta siempre al choque, y una liberadora ficción cuyos límites alberga la misma inquietante realidad. De ese cruce, entre lo dolorosamente íntimo y lo conmovedoramente lírico, nacía su talento para sentir la música y convertirla en un sendero por el que cualquiera podía fugarse a otro tiempo de sí mismo. Un estilo que apuntaba ya en sus comienzos, con las interpretaciones del blues soñador y del swing con el que parecía invocar a los espíritus, y que fue enriqueciéndose durante los años en los que Dewey Jackson anduvo con la orquesta de Sam Wooding para enrolarse más tarde en la banda de Eariy Roland, esquinando siempre su posición entre los compañeros, con su aspecto de elegancia flaca, la mirada furtiva que solía mirar primero al público y vigilar los rostros que solamente él sabía que elegía y por qué. Sólo entonces enfrentaba la trompeta suavemente, y la dejaba acomodarse al ritmo, al drive que él le imponía sin forzar la evolución, logrando que su música fuese un mapa por el que viajar.
   Blue Party, Luther Boy, Blue Jefferson Blue, son algunos de los temas que este secundario expresionista convirtió en clásicos que le permitieron relacionarse con Giliespie, Lester Young, Eldridge y otros músicos como el pianista Ralph Burns. Todos ellos coincidieron en su definición de Jackson como un tipo excéntrico, que apenas mostraba rasgos afectivos hacia los demás y que parecía transitar por la música como si fuera una calle cualquiera de la vida.
   La persona más importante en la evolución de Jackson fue, de inesperada y efímera manera, la cantante Ida Cox. Ella lo había visto tocar en el Tiffany Club y hacía tiempo que escuchaba hablar bien de aquel trompetista de largo suspiro, con amplio dominio de los tonos y de quien decían que su madre había sido una trompeta y su padre el latido nocturno del asfalto. Durante una jam session en la casa de Charlie Shaves,  donde se encontraba Ida Cox, Jackson se presentó con los ojos embriagados de reflejos darkbrown y el viejo sombrero del que siempre parecía gotear la lluvia. Sin mediar más palabras, después de los correspondientes saludos, apoyó su esquivo silencio en una pared y aguardó el momento propicio para sacar afuera su melancolía interior. En ese instante comenzó a tocar la trompeta y la progresión dramática de su balada fue desvelándoles a todos lo que ocultaban en su corazón, hasta que sus ingrávidos dedos dejaron de acariciar el alma del instrumento que al terminar colocaba en el bolsillo de su vieja gabardina. Aquel encuentro le bastó a Ida Cox para decidir que fuese Dewey Jackson quien la acompañase junto a Man Lou Williams al piano, con motivo de un concierto en Detroit.
   Esa noche, en la que estrenaba una brucbeck dorada que la cantanle le había regalado, fue la noche en la que Dewey Jackson sorprendió al público y a las dos estrellas del jazz, con la creación de When Sue Wears Red. Composición delicada que inició cuando el monólogo del piano le brindó la penumbra perfecta, para que su vida se hiciese cuerpo en sus labios cambiando de tensión y de viento. Había luna llena entre su trompeta y aquella misteriosa intimidad del vértigo con el que modulaba los tempos y la respiración emocional del público. Hasta que viró la trompeta hacia Ida Cox y ella, elegante, ágil e inspirada, engarzó su voz a la melodía con el célebre final de "quién no teme perder lo que ama".
   Las leyendas, con las que el jazz se alimenta a sí mismo, dicen que un mes después de grabar con Ida Cox y Mari Lou Williams en la sede de Capitol Records, Dewey Jackson desapareció en un mercancías, dirección Memphis. En cualquier caso, de esa época oscura sobre su errante itinerario profesional no se conocen demasiados datos verosímiles, exceptuando la grabación de su último tema conocido, Winter City, junto a Sonny Miller, ya que su figura y su vida se ven rodeadas de períodos vacíos y versiones confusas. Unas afirman que el trompetista alternó temporadas de adicción al alcohol, otras aseguraban haberle visto tocar en la esquina con Delmar y Taylor de Saint Louis, con el aspecto de un vagabundo empapado de mortecinos paisajes. Pero también existen informaciones acerca de sus esporádicas pero brillantes actuaciones enjam sessions con Eldridge, Lucky Thompson y otras figuras del bebop. Lo cierto es que Dewey Jackson mantuvo su aureola de faker malabarista con el wa-wa y esa forma suya de fugarse de la vida con música. Del final de eaa misma etapa, cerrada con su muerte en una calle de Chicago a causa de un infarto, nace la historia secundaria de este bohemio trompetista secundario. Una hisioria probablemente falsa, pero que sin embargo todos los implicados en ella contribuyeron a vivificar la bella ambigüedad de su misterio. El que propagó el relato que hizo Don Ellis, al contar en una entrevista, después de su concierto en el Shivine Auditorium de Los Angeles, que uno de sus temas lo había interpretado con la dorada brucbeck de Dewey Jackson, la cual tendría que pasarle al siguiente trompetista de una lista que Jackson llevaba en el bolsillo de la chaqueta, la misma noche en la que la muerte le cerró la música de su huida.
   La prensa de esos años gustó de hilvanar la historia, jugando con la complicidad de otros trompetistas como Chet Baker y el mismo Miles Davis, entre otros muchos que contribuyeron a propagarla. De cualquier modo, el famoso día en el que Chet Baker sedujo a todos con el famoso Let’s get lost, el trompetista de los labios amargos afirmó en una entrevista posterior, a la revista Down Beat, que aquella pieza la había tocado con una cicatrizada brucbeck que alguien le había destinado, dejándosela en su habitación de paso en un hotel de Nashville. Más adelante, interrogado por su azarosa vida, Baker respondió: "...como decía Dewey Jackson, cuando juegas contra la vida, aunque tengas buena mano, es difícil saber quién está ganando".
    En otoño, cuando las luces se derrotan en el horizonte, me gusta recibir la noche caminando a la deriva por los barrios outsiders de la ciudad. Me basta una gabardina, un cálido cigarrillo contra la brisa fría y unos zapatos que no dejen huella, mientras los coches dejan a su paso un viento amarillo y algo de ceniza sobre la plata gris del asfalto. Sin rumbo concreto, camino contra el tiempo, escuchando esa misteriosa voz de la ciudad, hablándose a sí misma y a sus fantasmas,. Tal y como seguramente Dewey Jackson la descubrió para convertirla en esaq música que me abre la melodía perfecta para la fuga. La que algún día lograré, si es que soy yo quien encuentra antes esa esa vieja brucbeck dorada que está esperando, en cualquier parte, a un hombre con la fuerza necesaria para vivir otras vidas.
      
                                                                          Sonny Terence.
                                                                          Down Beat, 1969        

 
GUILLERMO BUSUTIL, Drugstore, Páginas de Espuma, Madrid, 2000, pp. 55-59.

domingo, 2 de octubre de 2011

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS, Manuel Moyano


 LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS
  
   La historia refiere que Ibn Said al-Magribi, nacido en Alcalá la Real en 1208, concluyó al Libro de la esfera de la literatura ciento quince años después de que uno de sus mayores diera inicio a la primera página. La elaboración de la obra —una antología literaria de la España islámica— se extendió a lo largo de varias generaciones y ocupó a seis autores sucesivos de una misma familia.
   En sus Cuadernos de La Romana, Gonzalo Torrente Ballester nos recuerda el caso de los antiguos ceramistas chinos, quienes dejaban la arcilla preparada para que sus sucesores, a los que no verían nunca, la utilizaran un siglo o dos después.
   Pero no es preciso recurrir a ejemplos tan extremos para defender la certeza de que toda obra humana es necesariamente colectiva; detrás de cada línea que escribimos, por desdeñable que sea, se encuentra el pasado entero de los hombres: el descubrimiento del hierro; Egipto; los idiomas que mudan y se ramifican en el tiempo; las obras de Aristóteles, de Erasmo, de Freud; los versos pronunciados por un chamán anónimo junto al fuego; los mismos temores; idénticas esperanzas.

MANUEL MOYANO, La memoria de la especie, Xórdica, Zaragoza, 2005, pp. 101-102.

sábado, 1 de octubre de 2011

SÁBADO, Alfredo Buxán

 


SÁBADO

A Florentino González
        
Me he sentado frente al silencio
del atardecer —donde no llega
el graznido de la modernidad—
a indagar en el sentido de la vida.
a contemplar la belleza
de las piernas que pasan, distraídas,
por mi puerta, ajenas al alboroto que levantan
Como si frieran pájaros que emigran.

ALFREDO BUXÁN, Las palabras perdidas (Poesía 1989-2008), Bartleby, Madrid, 2011, p. 70.